miércoles, mayo 19, 2010

Día 185

Muchísimo antes de la afortunada llegada de fotoshop (que no empleo sólo porque no domino su programación) ya se había debatido à volonté sobre lo vulnerable que es la fotografía a la ley universal según la cual un simple elemento significativo puede invertir el sentido global, máxime cuando se trata de un objeto cultural. Significativa e instantánea fue en efecto la inclusión de la bolsa negra, situada en la esquina inferior derecha, que ilustra el objeto de esta entrada. De hecho, la imagen dejó de ser el alegre momento de sol en que fue posible retratar "el último río de Bogotá", para convertirse en una ilustración de su pobre estado de conservación. El amable lector de este blog es afortunado al no tener que vérselas con el hedor de esas aguas más que a través del elemento simbólico.

5 comentarios:

Biovisor dijo...

Aprovechando que mañana, 22 de mayo, es el día mundial de la biodiversidad, los invito a que hagamos algo más cada día para evitar estos escenarios hermosos pero invivibles, no solo por nosotros, también por los maravillosos seres con quienes compartimos el planeta.

FJavier dijo...

Con todo mi reconocimiento debo manifestar mi sorpresa por la denominación de tan escuálido último atisbo de agua corriente. Es posible que la bolsa contenga los pañuelos que enjugaron tal constatación.
Difícil imaginar hedor con tal verdor.

De acuerdo con Biovisor.

Anónimo dijo...

también hay alguien al fondo. es un paisaje humano, o mejor: humanizado.

E. C. Pedro dijo...

Eureka.

FJavier dijo...

Saludos, Pedro.